En octubre de 2023, las puertas del edificio Shanghai Book City, una de las librerías más importantes de esta ciudad china, se abrieron al público luego de un proceso de remodelación que tomó dos años en ejecutarse.

Wutopia Lab, firma de arquitectura encargada del proyecto, concibió esta obra de renovación a partir de una reflexión sobre la pérdida del hábito de la lectura en la cultura contemporánea. Los arquitectos reconocieron así la relevancia de los libros en los tiempos de la tecnología de la información.

En función de esto, la propuesta buscó trascender el simple encargo de maximizar la eficiencia del espacio sin aumentar el área y apuntó a convertir la antigua librería en un ícono urbano para el sector y la ciudad. Para lograr esto era importante trabajar en la expresión del edificio, lo que condujo a la decisión de revestirlo con una serie de paneles de aluminio perforado.

Esto produce un efecto en el que el volumen retranqueado de la construcción aparece como una pieza blanca y reflectiva durante el día, y por la noche, gracias al efecto de la luz artificial interior, se muestra como una lámpara urbana.

Distribución espacial del edificio
En el primer nivel ubicaron un espacio colectivo que se conecta con el andén de la calle. En este escenario de color rojo intenso tienen lugar eventos culturales animados por el comercio y los servicios que lo acompañan.

La cara interior de las fachadas en los pisos superiores lo destinaron a una serie de estanterías para libros, con 10.000 metros lineales de extensión total, que conforman una retícula de madera que rompe y refleja la iluminación. Por fuera, la arquitectura del proyecto se presenta fría y luminosa, pero por dentro es cálida.

Por otra parte, la restricción presente en el encargo de no exceder en sus modificaciones más del 10 % de la estructura del edificio original llevó a los diseñadores a operar en forma específica. La fuerza del proyecto no está en demoler para volver a construir, sino en aprovechar lo existente para transformar el espacio con la menor intervención posible.

Es el vínculo con la ciudad a la escala del peatón lo que consolida a la renovada librería como un espacio donde las tradiciones y los hábitos de otros tiempos se traen nuevamente al presente. Aquí, la promoción de la lectura no se hace con campañas publicitarias, sino con una arquitectura que se abre a los transeúntes y los invita a recorrer un laberinto entre libros y ventanas que recortan el entorno.