Con una mezcla única de arquitectura moderna y clásica, las remodelaciones de estos apartamentos ofrecen no solo comodidad, sino también la oportunidad de sumergirse en ambientes con una energía dinámica gracias a su diseño.
1. Un apartamento con una estética sobria
Abriéndose hacia el paisaje urbano de Bogotá, esta vivienda de planta alargada busca evocar con su diseño la amable sensación de estar en casa: un lugar que sirve como refugio de las tensiones que inundan el día a día, en medio de una sociedad acelerada, basada en el rendimiento y la productividad.

“Su dueño es un médico consagrado, que opera prácticamente a diario, labor que conlleva altos niveles de estrés, por lo que se necesitaba un espacio ante todo tranquilo”, comenta el arquitecto Pedro Juan Mendoza, autor del diseño interior de este proyecto y fundador de Mezk Studio.

El apartamento, con 305 metros cuadrados, se encuentra ubicado en un edificio de gran altura, cuya mayor virtud es que a través de sus fachadas acristaladas es posible admirar el entorno de la ciudad. De ahí que el arquitecto haya escogido una paleta de materiales sobria, que permite que el exterior sea el verdadero protagonista.

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2. Un ‘penthouse’ completamente renovado
La propuesta arquitectónica para la renovación de este penthouse, a cargo de la compañía Casa Laverde, se vale de materiales con mucha textura y fuerza, como el microcemento y la madera, esta última tanto para pisos como para los recubrimientos de algunos muros.

La cubierta de la zona social toma relevancia gracias a los casetones expuestos, iluminados en sus contornos para dar volumen. “Cuando llegas al edificio no esperas encontrar un apartamento con estas características, de corte tan contemporáneo”, explica Marcelo Albornoz, director de Albornoz, compañía especializada en pisos.

Para este proyecto, Albornoz suministró pisos de madera natural importada de Europa que recubren todos los ambientes que componen la zona social, e incluso la terraza cubierta y los pasos flotantes de la escalera que conduce al siguiente nivel. Este suelo de madera es uno de los elementos encargados de dar unidad a la zona social, que aprovecha las generosas vistas y la luz natural que ingresa por los ventanales.

En cuanto a renovaciones, Marcelo Albornoz comenta que existen varias soluciones, como los pisos laminados o de vinilo rígido, con acabados muy realistas y sistemas que permiten instalarlos directamente sobre la superficie existente —así sea irregular— para facilitar y acelerar las remodelaciones.

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3. Una obra con diseño holístico
Este apartamento, remodelado por Laura Casas desde una perspectiva holística, comenzó siendo un gran desafío: durante la primera etapa —diseño—, en la que era imprescindible estudiar detenidamente las condiciones espaciales, el anterior dueño no accedía a que los futuros propietarios ni la diseñadora permanecieran más de media hora en el sitio, tiempo insuficiente, sin duda, para la toma de decisiones importantes. “Finalmente, decidimos modificar por completo tanto la distribución como los acabados, debido a que no respondían a las dinámicas familiares de los nuevos dueños”, señala.

En cuanto a la distribución, transformó el área social con el propósito de crear un bar que fuera el protagonista de este espacio. El único requerimiento específico del propietario era que tuviera unas grandes dimensiones, aprovechando la doble altura de la zona social y convirtiéndolo en el centro de esta.

Con el propósito de que el espacio se pueda transformar en función de la actividad, el mobiliario de la sala es modular, y los elementos que la componen están tapizados en telas de tonos neutros, evitando así el ruido visual. “Las poltronas de la sala son los únicos muebles fabricados en un color opaco —azul—, pero que armoniza con los beige y tierra presentes en las otras piezas y el piso de madera”.

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4. Un verdadero hogar
La transformación de esta vivienda, habitada por la modelo, periodista y empresaria bogotana Laura Tobón junto con su familia, estuvo a cargo de la diseñadora de interiores Carolina Sánchez. “El edificio tiene ya varios años, y la intención inicial fue remodelar el espacio, buscando una solución no solo estética sino también muy funcional. Quisimos crear una sensación de liviandad y ampliar las zonas sociales, integrando un ambiente con el otro”, explica Sánchez.

Al tumbar muros y eliminar las particiones existentes, integraron los espacios sociales: salón, comedor, cocina, sala de televisión y una pequeña área de trabajo. Esto generó una sensación fluida y continua, inundada de iluminación natural. Un lugar propicio para albergar una vida llena de amigos y socialmente muy activa.

El vestíbulo recibe al visitante con una superficie de mármol travertino a manera de alfombra, complementada con un muro alistonado en madera natural de fondo, una cómoda suspendida de líneas limpias y contundentes, y la imponente presencia de una de las obras del artista barranquillero Sair García.

La arquitectura como telón de fondo, a partir de colores neutros complementados con materiales naturales, da la relevancia debida a las obras de artistas colombianos como Alejandro Sánchez, Ana Mercedes Hoyos y el mismo Sair García, que pueblan todos los espacios de esta casa y la llenan de color y de carácter.

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5. Cuando la estructura y el interiorismo es el encanto
El criterio de diseño no fue “terminarlo” con acabados convencionales sino, por el contrario, permitir que la obra gris y la estructura desnuda dominen la expresión del proyecto. Con esto en mente, la arquitecta propuso unos acabados que resaltan la presencia del esqueleto de concreto, como el microcemento, al tiempo que se dejaron a la vista las vigas y columnas de acero que conforman el mezzanine del segundo nivel.

El primer piso contiene el área social y de servicios. En esta planta, un desnivel separa el salón de la cocina y el comedor, ambos a doble altura. Una alcoba con baño y walk-in closet privado se sitúan sobre el costado opuesto. A su vez, un muro enchapado en madera con pintura verde oculta el baño social, un bar, el clóset de linos y la zona de ropas, gracias a un truco que disimula las puertas de acceso a estos espacios.

Una escalera de acero conduce al segundo nivel, ocupado por otra alcoba y la habitación principal. La primera se concibió para una niña pequeña. En ella, los objetos —un espejo, un sofá, una pequeña mesa, una lámpara colgante y figuras de animales— contrastan con el fondo gris de la estructura de hormigón expuesto y los muros cubiertos con microcemento.

Si el criterio de la obra blanca en esta reforma fue destacar el fondo neutro de la estructura, el diseño de mobiliario y la selección de elementos decorativos y de arte dota al espacio de color y singularidad geométrica.

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6. En relación directa con un lago
La configuración original de la planta tiene dos alas, una social y otra privada, con el acceso en la parte central, entre ambas. Si bien esta condición se respetó, demolieron los muros que separaban el salón y el comedor del resto del apartamento, lo que abrió su espacialidad y los unificó con la cocina, ya que no solamente la integraron sino que cambiaron la dirección de sus muebles.

Uno de los requerimientos importantes de los clientes era tener una atmósfera llena de luz. Esto condujo a la selección de una paleta de color y de materiales de tonos claros, con el blanco como base para luego destacar elementos en madera y metal. Para reforzar el sentido de continuidad espacial, mimetizaron cromáticamente los muebles fijos con los muros.

El esfuerzo de los diseñadores, el estudio bogotano KÜ Arquitectos, por modular las piezas de piedra sinterizada que conforman el mesón y el salpicadero en la cocina da como resultado un paisaje de líneas sinuosas que continúan incluso en los cambios de plano y superficie.

Frente a este ambiente, un espejo con perfilería reticulada refleja el salón y duplica el espacio y su luminosidad. Finalmente, amoblaron el pequeño balcón del apartamento original para convertirlo en un mirador sobre el lago, desde donde se puede disfrutar del atardecer.

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7. Una obra con 30 metros cuadrados son suficientes
La adecuación de este apartamento de no más de 30 metros cuadrados estuvo a cargo de Muebles&Co., empresa del arquitecto Alejandro Sarasti, quien lo intervino para darle un aire más cálido y acogedor.

“Una de las claves para que se ampliara visualmente fue utilizar una misma paleta de color. Aproveché la textura del piso, que simula la madera natural, y la combiné con tonos tierra y beige”, comenta el arquitecto. Así no solo aumenta la percepción del área, sino que adquiere identidad.

“Este apartamento lo he llamado Dorsal, pensando en la importancia de un elemento que actúe como la espina dorsal del espacio. Aquí es la celosía, que articula los dos componentes principales (sala y habitación). Su entramado de figuras es una abstracción de esta estructura del cuerpo”, afirma Sarasti.

En efecto, su presencia es fundamental; en primer lugar, permite el paso de la luz natural a la sala, el comedor y la cocina —que se iluminan a través de una sola ventana, ubicada en un extremo de la planta—, y en segundo término, asegura una adecuada separación entre lo público y lo privado.

Esta celosía es tan relevante que la selección de los materiales para el revestimiento de las paredes, al igual que las cortinas, sillas del comedor e incluso algunos objetos decorativos —como los cojines de la cama y el tablero del televisor—, obedecen al concepto de espina dorsal.

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