Estos son los macroproyectos que redefinen el Caribe colombiano

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Estos son los macroproyectos que redefinen el Caribe colombiano

Sebastián Franco, cortesía DEB / Iván Ortiz, producción Mariana Arango

Recorrer la vía a la Costa Atlántica, que une las capitales del Caribe colombiano, evidencia el auge de nuevos proyectos en construcción, de diferentes tipos. Es como si esta parte del país no quisiera quedarse atrás respecto a las infraestructuras de otras regiones. En las calles de sus ciudades principales puede pensarse lo mismo. Son decenas los cierres viales por obras que evidencian inversiones nuevas.

En Bolívar, por ejemplo, la apuesta está en que Cartagena crezca hacia el norte, por la vía principal que la une con Barranquilla, donde la construcción se abre paso cada vez más cerca de su zona de bosque seco tropical: hay decenas de nuevas ciudadelas y megaciudadelas en obra.

Como estas obras de inversión mixta, privada o extranjera, hay desde lo público iniciativas de infraestructura priorizadas en los planes de desarrollo de los siete departamentos costeños, así como en los de sus ciudades.

Barranquilla quiere ser la líder: esta ciudad contempla una inversión histórica de $4,7 billones, aproximadamente, en la ejecución de proyectos de infraestructura. Una obra central es la construcción del Gran Malecón del Suroriente, nuevo parque lineal de 30.000 metros que costará $111.000 millones y que, según Alejandro Char, alcalde de la capital del Atlántico, “solucionará 40 años de afectaciones a las comunidades por el agua del arroyo de Rebolo”.

Sin embargo, los mencionados son apenas dos de los cientos de proyectos que buscan integrar mejor la Costa Atlántica, generar empleo y atraer el turismo nacional e internacional.

La construcción en el Caribe

El primer semestre de 2024 fue retador para la economía costeña, ya que “la región Caribe tuvo un crecimiento anual del 2,0 % en el primer trimestre de 2024, cercana a la tasa de 2023 (1,9 %)”, de acuerdo con la edición de agosto del Indicador Mensual de la Actividad Económica (IMAE). 

En dicho estudio, elaborado por el Banco de la República y la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, se reveló que la infraestructura podría ser uno de los caminos que les generen a los costeños “mayor inversión en los próximos cuatro años, como también más empleos y nuevas conexiones internacionales”, lo que ha hecho que haya cierta esperanza en las nuevas obras entre la clase política y empresarial de la región.

Por su parte, Lucía Avendaño Gelves, directora de Barranquilla Cómo Vamos, reconoce “las inversiones importantes que se están llevando a cabo en la ciudad, como el Malecón del Sur, además de las obras de mejoramiento de la malla vial. (…) La política de construcción y mejoramiento de parques, por parte de la administración distrital, ha sido estratégica y ganadora”.

Para el empresario, ganadero, ingeniero civil y presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), José Félix Lafaurie, la Costa Atlántica se está proyectando como gran competidor nacional en turismo, aparte de que la ve como región central de la transformación de la infraestructura nacional en los próximos cuatro años. 

“El avance que ha tenido Barranquilla, por ejemplo, ha sido definitivo. Las obras han permitido convertirla en una ciudad que ahora mira a su río, que hoy en día tiene un magnífico malecón. Además, están desarrollando un área bastante interesante en la ciénaga de Mallorquín, y eso les da una perspectiva turística espectacular”, asegura Lafaurie, quien también resalta las nuevas apuestas en infraestructura que han hecho Cartagena y Santa Marta.

A su vez, el académico Alfredo Arrieta Príncipe, director del Departamento de Arquitectura y Espacio de la Universidad Autónoma del Caribe, plantea que actualmente “la arquitectura en la costa Caribe colombiana se enfoca en diseños innovadores, que potencian el atractivo turístico de sus ciudades”. 

A su juicio, ya no solo se piensa en cemento, puesto que está en auge un “diseño arquitectónico que tiene un balance entre un excelente manejo bioclimático y la utilización de materiales sostenibles, que propenden a un adecuado manejo arquitectónico frente al cambio climático y el requerimiento de minimizar el impacto negativo en el medio ambiente”.

Desde sus orillas, los tres líderes coinciden en que hay un importante desarrollo de infraestructura pública, privada y comercial, así como proyectos de turismo y culturales, que obedecen a casi dos décadas de planificación conjunta y colaboración entre gobernadores, alcaldes, inversionistas, emprendedores y gremios.

Trabajo mancomunado

El académico Arrieta Príncipe explica que parte del avance se debe a iniciativas como la Región Administrativa de Planificación del Caribe (RAP Caribe), creada en el año 2014. Es un acuerdo público que busca que haya un trabajo en conjunto entre las gobernaciones y alcaldías, sin dejar de lado a la empresa privada y la inversión extranjera.

“Es fundamental porque se orienta a la convergencia regional y el apalancamiento de las entidades territoriales que la conforman, principalmente en la consolidación de la capacidad instalada; así, se logra equilibrar las asimetrías existentes, al igual que fortalecer la coherencia y la planeación articulada”.

Esa RAP es la que ha generado un constante debate nacional sobre la navegabilidad del río Magdalena, aparte de que ha permitido que haya nuevos malecones, trabajo por el patrimonio y hasta vías que han ayudado a cambiar su estado. 

Cabe recordar que el PIB de la industria en la región Caribe se concentra en un 90 % en Atlántico, Bolívar y Córdoba. Por eso, el departamento del Magdalena es un jugador que ha necesitado apoyo, el cual por fortuna ha recibido —dicen sus líderes gremiales—; gracias a esto, el Magdalena ha tenido este año mayor participación y conexión con los demás territorios.

La “Casa Grande” de Colombia

Uno de los ejemplos de esos procesos de planificación regional —relacionados con la RAP Caribe y la unión de los liderazgos costeños— tiene que ver con el departamento del Magdalena y convocó a sus cuatro gobernaciones vecinas a participar.

Ese territorio ha venido trabajando en la iniciativa Casa Grande Caribe, creada en 2017. Uno de sus líderes es la Cámara de Comercio de Santa Marta para el Magdalena, entidad que ha enfatizado en diferentes coloquios que en su departamento se requieren proyectos de alcantarillado rural y urbano en Sitionuevo, Pueblo Viejo, Zona Bananera, Remolino y El Retén, al tiempo que plantea que la red vial primaria necesita mejorar.

En uno de sus más recientes informes, Casa Grande Caribe asegura que avanzará en la construcción de Parques para la Paz en nueve municipios del departamento —El Banco, Plato, Remolino, Guamal, Algarrobo, Salamina, Chivolo, El Piñón y Sabanas de San Ángel—, que costarían $7.635.213.406, además de la construcción, adecuación y dotación de escenarios deportivos en el antiguo polideportivo del sur en Santa Marta, para lo cual se tiene un presupuesto de $27.852.513.696.

Según Arrieta Príncipe, Casa Grande Caribe es un proyecto para “minimizar desigualdades existentes en agua potable y saneamiento básico, educación y salud. Así mismo, aborda temas como la movilidad y conectividad, resiliencia frente al cambio climático, la cultura, el deporte y la recreación. Con su implementación se busca la participación de la sociedad civil y de varias entidades de los sectores público y privado, por medio de espacios de socialización y divulgación de los procesos desarrollados en el marco de una investigación multi y transdisciplinaria”. 

Así, cada sector de la Costa Atlántica trabaja para articularse a la visión regional, con el propósito de hacer realidad, ante la inminente llegada de la cuarta revolución industrial, el sueño centenario de ser la Casa Grande de Colombia. Y es que todos estos macroproyectos están soportados en el esfuerzo de arquitectos y diseñadores, quienes desde su profesión proponen obras que apoyan y fomentan el arte, como El Colegio del Cuerpo; otras que recuperan la necesaria relación de la sociedad con los ríos, como la ciénaga de Mallorquín, y proyectos residenciales que respetan el entorno y se integran  armoniosamente al característico bosque tropical seco de la región. 

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