Así como en las grandes ciudades del mundo, los edificios más emblemáticos de Bogotá se encuentran en su casco histórico, cuyos márgenes se han extendido en los últimos años y han abarcado sectores que no hace mucho tiempo —mediados del siglo XX— se consideraban modernos.
Entre estos está la avenida carrera décima, eje vial que constituye un símbolo del periodo de modernización nacional, en el que se construyeron edificios de una calidad arquitectónica digna de admirar. El que aloja este espacio, residencias El Parque, más conocido como edificio Colón, obra de los hermanos Herrera Carrizosa, forma parte de este acervo.

Common Area, un apartamento en el edificio Colón, con cerca de 300 metros cuadrados, es un proyecto que busca ofrecer alojamiento en el centro de la ciudad, en medio de las características de la época dorada de la arquitectura en Colombia.
La arquitectura del apartamento
En cuanto a la remodelación, se conservaron los elementos de mayor importancia patrimonial, que sin duda no eran pocos: “La estructura del edificio es metálica. Se importó desde Alemania y se ensambló con los más altos estándares de calidad. Por eso, decidimos mantenerla a la vista. Pero no solo la estructura. El piso de madera, por ejemplo, se restauró y complementó empleando materiales nobles, como cemento pulido y baldosa hidráulica”, explica el arquitecto Carlos Alberto García, de Butaco Arquitectura.

Así mismo, el mobiliario lo fabricaron con materiales de origen natural, evitando sintéticos que se apartan de la estética mid-century, que caracteriza el proyecto.
Los arquitectos hicieron un inventario completo de los elementos que se debían conservar y ser parte integral del proyecto, procurando no solo respetar sino exaltar los valores del pasado. De esta manera, crearon un lugar ecléctico y sostenible, que establece un puente entre el pasado y el presente; un espacio diáfano, que combina varios colores, como el azul medianoche, el rojo carmín y la escala de grises y de tierras, además de diversas texturas, que abarcan desde los textiles aterciopelados, como el tapizado de las sillas, hasta la rusticidad del ladrillo de Chircal, y los muebles vintage a base de líneas depuradas y formas escuetas.