Hay algo singularmente mágico en la costa norte de California donde los acantilados cargados de flores silvestres se encuentran con el agitado Pacífico y las ballenas grises saltan estacionalmente de las olas. Este paisaje fue como un canto de sirena para la arquitectura de la casa de una pareja, ambos nativos de Massachusetts, que anhelaban regresar a la vida junto al océano.

La esposa quería la arquitectura tradicional de Cape Cod de su infancia, mientras que al marido le encanta la simplicidad estilizada del diseño minimalista. Para lograr un equilibrio, recurrieron al arquitecto Brooks Walker y a la diseñadora Kristi Will para unir dos visiones diferentes de la vida junto al mar. “Nos propusimos hacer algo único para ellos; una expresión de todas las cosas que aman”, dice Will sobre la colaboración.

Comenzando con el exterior, Walker invocó una arquitectura vernácula de la costa este con techos puntiagudos, buhardillas y adornos blancos. Los arquitectos jugaron con líneas tradicionales, diseñando frontones asimétricos y marcos de ventanas minimalistas. «Queríamos crear esta sensación de geometría dentro de estas formas familiares que hablan de una sensibilidad moderna», explica Walker.

La planeación de la arquitectura y diseño de la casa estuvo a cargo de tres firmas: Walker Warner Architects, Kristi Will Design y Lutsko Associates quienes se encargaron de entablar un dialogo perfecto entre el mar, el paisaje costero y la obra definida por los gustos y personalidades de los dueños.

Los materiales de la casa

Celebrar los dones naturales del sitio también se volvió fundamental para fusionar dos estilos. Los ventanales modernos interrumpen la tradicional cuadratura de la casa con amplios paneles de vidrio que dejan entrar el exterior. De esta forma, los materiales inesperados introducen un toque terroso en la casa.

Así, para el icónico revestimiento de tejas estilo Cape Cod, el equipo de diseño utilizó ciprés de plomo recuperado, una madera del sur que pasó un siglo en el fondo de un río, donde los elementos crearon lo que el arquitecto describe como una textura moteada única, «cuando lo miras de cerca, tiene una riqueza y profundidad que no se parece a ningún otro», comenta Walker.

Abrazar la naturaleza también guio el diseño del paisaje al dar forma a los espacios al aire libre. Recuerda el arquitecto paisajista Ron Lutsko que al llegar a la propiedad por primera vez “de repente nos encontramos al borde de esta hermosa pradera costera con el océano justo detrás”.

«Es algo que realmente aprovechamos para asegurarnos de que los visitantes experimenten esto como lo hicimos nosotros, pero a través del diseño de la casa». Para difuminar la línea entre lo cultivado y lo silvestre, el equipo incorporó una mezcla de pastos y bulbos nativos. “Cuando entras al patio trasero, todavía sientes como si hubieras caminado directamente hacia la pradera costera”, añade Lutsko.

Para resaltar estas espectaculares vistas desde el interior, el diseño se compone de una paleta blanca limpia que satisfizo el gusto del marido por la simplicidad, al tiempo que utiliza materiales tradicionales que le encantaban a la esposa, como paneles encalados y yeso gris suave. Esto resultó en una combinación aireada que se siente expansiva cuando miras al océano a través del cristal. Ni siquiera se nota el techo porque todo lo demás desaparece.

El uso de piedra en la casa fusiona esta conexión con la costa, comenzando con el granito blanco utilizado en toda la planta baja, que está flameado y cepillado para que parezca arena de playa congelada en el tiempo.

La cocina emplea un granito azul bahía brasileño para el protector contra salpicaduras que agrega corrientes visuales de color a los gabinetes sin costuras. La piedra tiene un hermoso efecto acuarela, que crea esta relación con el agua.

Sobre el mobiliario y la decoración

Inspirándose en los acantilados ondulados del exterior, Will se sintió libre de seleccionar piezas que jugaran con la forma y el movimiento. Con esto en mente, buscó muebles con líneas escultóricas, como los sofás curvos Vladimir Kagan en la sala de estar y las sillas tipo hongo Pierre Paulin de color amarillo brillante escondidas en el dormitorio principal.

Aunque apaciguaban el amor del marido por el diseño moderno, estas piezas estaban suavizadas con lujosos terciopelos y sedas que aportaban la acogedora sensación táctil que la esposa codiciaba.

La casa también presenta algunas de las últimas piezas creadas por la aclamada arquitecta Zaha Hadid, conocida por expresar gestos fluidos y ondulantes en formas estáticas. En la sala de estar, la mesa de centro «Ultrastellar» de Hadid fundamenta el espacio con ondas parecidas a mareas talladas en nogal, mientras que su mesa glacial líquida es la pieza central del comedor.

Con la orientación de la asesora de arte Jacqueline Becker, la colección de la casa es igualmente dinámica con obras como la instalación de luces LED inspirada en Rothko de Leo Villareal, que baña la sala de estar en tonos cambiantes desde los amarillos del amanecer hasta los azules del crepúsculo.

Estos detalles, que se desdibujan en el interior y el exterior, celebran el paisaje natural que capturó por primera vez la imaginación de los propietarios. Cada habitación tiene su propia personalidad, pero se trata de proporcionar este gran telón de fondo a la vista que ocurre más allá.