Esta cabaña se concibió como un refugio, priorizando la tranquilidad, la durabilidad y la facilidad de mantenimiento. La intervención arquitectónica de Atelier Schwimmer materializa estas aspiraciones, tanto física como psicológicamente, a través de su forma, materialidad y composición espacial.

Concebido como un refugio protector en el bosque, el chalet da la espalda a la carretera y a los vientos dominantes, adoptando un enfoque introspectivo hacia la privacidad. Además, una cubierta en voladizo se extiende sobre la gran fachada acristalada, mitigando la ganancia solar a la vez que preserva la conexión ininterrumpida entre el interior y el paisaje. El lenguaje arquitectónico es de sobriedad y precisión, donde una forma aparentemente austera esconde una experiencia espacial refinada en armonía con el entorno.

Por otro lado, la selección de materiales garantiza la durabilidad y la armonía del entorno. El revestimiento vertical de acero desgastado, los plafones y techos de cedro blanco y el suelo de hormigón encerado crean un diálogo táctil entre los entornos construidos y naturales. Con el tiempo, la pátina del acero cambia de un naranja vibrante a un marrón intenso, armonizando con los tonos estacionales del entorno (nieve, roca y follaje), a la vez que refuerza la presencia atemporal de la estructura.

Estrategia espacial y diseño de la cabaña

Esta obra se organizó en una sola planta para facilitar la accesibilidad a largo plazo, el plan se adhiere a una clara lógica de privacidad y apertura. La fachada monolítica de acero proporciona aislamiento, mientras que las amplias aberturas acristaladas introducen luz natural en los dormitorios y la sala de estar, realzando el contraste entre protección y exposición.

Un sutil juego de alturas de techo marca las transiciones entre las zonas íntimas y comunes, reforzando la sensación de fluidez espacial. Los principios de la casa guían el diseño, garantizando la eficiencia térmica y la resiliencia. Mientras tanto, la orientación sur maximiza la captación solar en invierno, con un alero estratégicamente ubicado para mitigar el sobrecalentamiento estival.

La masa térmica del suelo de hormigón almacena y libera gradualmente el calor, optimizando el confort. Por último a fachada norte, altamente aislada, actúa como escudo ambiental, mientras que una barrera de vapor inteligente se adapta a las variaciones higrotérmicas, mejorando el rendimiento del edificio.