La arquitectura no es más que la manera en la que le damos forma al suelo, transformándolo y sumándole las masas que habitamos. No se puede construir sin establecer un vínculo con la geografía. Sin embargo, algunas veces esta unión es tan mínima que parece que no existiera. En las estribaciones montañosas y en las zonas inundables en todo el mundo se han levantado, desde siempre, arquitecturas aéreas que tocan levemente el suelo.

El palafito —la construcción separada del terreno y apoyada en pilotes— constituye una tipología arquitectónica ingrávida que simplifica muchos de los procesos técnicos asociados a la construcción sobre el suelo, además de que ofrece una condición espacial infrecuente: la impresión de flotar.

El diseño del pabellón

Ubicado en el municipio de Petrópolis, a 68 kilómetros de Río de Janeiro (Brasil), este pabellón flota entre los árboles de una parcela en la que ya existe una residencia. El programa del proyecto debía complementar la casa existente con un pequeño apartamento para el custodio de la propiedad y dos habitaciones para invitados.

La decisión de manejarlo como una estructura levantada sobre la parte inclinada del lote, con una pendiente del 60 %, les permitió a sus diseñadores, la firma local Venta Arquitectos, conservar una arboleda y, al mismo tiempo, cumplir con el plazo máximo de 200 días para su ejecución, desde el diseño hasta la entrega de la obra.

Así, el pabellón está configurado como un volumen sencillo, de planta rectangular, apoyado sobre cuatro pilotes dispuestos linealmente y con un techo a un agua. Dos puentes salen de la tierra y definen los accesos del apartamento y de las habitaciones por separado.

Las fachadas combinan listones de madera con pintura color gris grafito, como si se tratara de una abstracción de las ramas de los árboles y la sombra que produce el follaje. Hacia adelante, los ambientes se abren al paisaje boscoso a través de una secuencia de balcones.

Construido con un sistema estructural en elementos de acero, el proyecto presenta una expresión ligera que recuerda la imagen recurrente de la casa del árbol, ahora tecnificada. La separación con la tierra y la ubicación en el lugar producen una vida doméstica que levita, entretejida con las ramas, hojas y troncos. Un palafito bajo la luz titilante de los árboles.