Inaugurado en septiembre de 2023, el Perelman Performing Arts Center es un centro cultural que ocupa uno de los predios aledaños al desaparecido World Trade Center, hoy un monumento a la tragedia de la caída de las Torres Gemelas, en Nueva York. Luego de un concurso internacional para seleccionar al arquitecto del proyecto, a la firma local Rex se le encomendó el diseño del edificio.

Los arquitectos agruparon los casi 12.000 metros cuadrados de espacios destinados a teatros, áreas técnicas y zonas abiertas al público en un cubo de 42 metros de altura. Las dependencias se distribuyeron en tres pisos, de tal manera que sobre el nivel de la calle aparecen las áreas públicas con un lobby que hace las veces de salón urbano, animado por un restaurante abierto a la comunidad.

A su vez, la segunda planta contiene las zonas de apoyo para los artistas, actores y músicos, como camerinos y ascensores que sirven a los teatros superiores, los cuales ocupan el tercer piso de la construcción.

Estos tres teatros pueden utilizarse por separado y en simultáneo, o pueden unirse en un solo espacio que permite llevar a cabo actividades que requieran mucha área para su ejecución. Dicho sistema de redistribución espacial ofrece más de diez opciones de escenarios, con hasta sesenta configuraciones entre las tarimas y la silletería.
Sobre el diseño de Perelman Performing Arts Center
El Perelman Performing Arts Center aparece como un monolito revestido de mármol translúcido, cuyas piezas se dispusieron en forma simétrica para que sus vetas naturales dibujen patrones de líneas en toda la fachada. Durante el día, el edificio se muestra sólido y opaco, mientras que en la noche el efecto se invierte gracias a la luz interior que atraviesa la piedra y emite un brillo cálido sobre la ciudad.

Como gesto urbano, el basamento del volumen se corta sobre una de las esquinas y genera un acceso que rompe diagonalmente el edificio con una escalinata de acceso al vestíbulo y al restaurante del famoso chef suizoetíope Marcus Samuelsson, acompañado de un bar y una terraza. El diseño interior del restaurante estuvo a cargo del estudio Rockwell Group, que propuso un cielo con bandas sinuosas que contienen la iluminación.

En este trabajo, Rex sintetiza un encargo complejo en una forma arquitectónica simple. La potencia del proyecto no está en su geometría sino en la contundencia de su materialidad, aquella que pone en tela de juicio la solidez de la piedra y que, con la obsesiva disposición de sus piezas veteadas, remite a una de las obras más importantes de la arquitectura del siglo XX: el Pabellón Alemán, en Barcelona, de Mies Van der Rohe, construido en 1929.